jueves, 2 de octubre de 2008

EL MAESTRO

JOSE PEÑIN

Tuvimos la grata experiencia de poderlo conocer y compartir con el Maestro JOSE PEÑIN en 1998 cuando, en cumplimiento del programa TRAS LAS HUELLAS DEL PASILLO, tuvo la amable deferencia de acompañarnos con una ponencia sobre el PASILLO NEOGRANADINO en la celebración del Octavo Festival Nacional del Pasillo Colombiano en homenaje a los hermanos Hernández.

Allí en Aguadas, su carisma y su profundo conocimiento de la música nos permitió gozar de largas tertulias y de su extenso conocimiento de la música y su historia.
El Maestro PEÑIN, fue musicólogo, compositor y docente en conservatorios y universidades, investigador y gran conocedor de la Música Venezolana e Iberoaméricana.
Nació en España y, en Argentina, se formó como Musicologo.
A Venezuela llegó para quedarse en la década de los 70.
El maestro Peñín y el Profesor Walter Guido dirigieron la Enciclopedia de La Música en Venezuela, una obra de excelente factura y con toda la historia musical de ése país.
Fue fundador de la Sociedad Venezolana de Musicología el 4 de marzo del año 2001 junto a los musicólogos Hugo Quintana, Manuel Ortiz, Alejandro Bruzual, Juan Francisco Sans, Walter Guido, Fernando Guerrero, Felipe Sangiorgi, Carlos García de la cual recibiamos su Revista.
El pasado 14 de Agosto a las once y media de la mañana, el MAESTRO JOSE PEÑIN nos dejó y se fue a dirigir en la celestial orquesta.
Paz en su tumba desde Colombia.
Creditos. La fotografía fué tomada de Internet.

sábado, 2 de agosto de 2008

ALBERTO MEJIA ESTRADA

UN AGUADEÑO PIONERO DEL CINE NACIONAL


Noticia tomada de la Página Web del Ministerio de Cultura:
"El pasado 2 de julio falleció en Melgar el cineasta colombiano Alberto Mejía Estrada, productor de El río de las tumbas de Julio Luzardo (1964) y de Tres cuentos colombianos (1962), en la que dirigió El zorrero. En los decenios del 60 y 70 produjo también varios documentales políticos entre ellos Carvallo de Alberto Giraldo (1969). Estudió cine en Brasil y allí estableció contactos con Helio Silva, uno de los representantes del cinema novo. Fundó la empresa CineTVFilms y fue miembro de la junta directiva del Teatro Nacional. Alberto Mejía Estrada murió a los 75 años y deja entre sus obras producidas una gran cantidad de cortometrajes."

Cuando algunas organizaciones como la Federación Nacional de Cafeteros llegaban a Aguadas, pequeños y grandes teníamos un rato de esparcimiento pues en las horas de la noche en una pared de la Plaza se presentaba el "Cine Gratis". Así mismo, en algunas ocasiones especiales los intercambios de actividades entre nuestro país y otros Europeos, nos daban la oportunidad de tener la facilidad de admirar el cine gratis como en el caso de los Alemanes que muchas veces estuvieron en Aguadas dando asesoría y adiestramiento a los bomberos.

En un camión grande, especialmente acondicionado con proyector y parlantes, los curiosos Aguadeños observábamos de vez en cuando las películas de Europa que los extranjeros llevaban al pueblo.

Pero nuestra curiosidad de cineastas no sólo se nutría de estas películas.
Por mucho tiempo el Teatro Rialto fue el lugar de reunión en el que podíamos acceder a una película todos los Aguadeños.

En mi época de estudiante, administrado por Don Quico Henao, además de las acostumbradas Matinés, Vespertinas y Nocturnas, la mayor oportunidad de los muchachos era el Cine Escolar de los Lunes a las cinco de la tarde.

Por cincuenta centavos, teníamos los estudiantes la facilidad de entretenernos un rato viendo películas de Cháplin, Westerns Americanos, las fantasías de Disney o las mejores series de acción y espionaje. El Teatro se llenaba hasta el tope y era casi imposible oír por la constante bulla de la chiquillería que más que ver cine, se agolpaba en la incipiente cafetería para comprar dulces y obleas.

Después de Don Quico, el padre Francisco de Paula López, tomó el teatro en administración comenzando una época de películas nuevas y de mayor constancia en la presentación semanal. Despuérs del Padre López, y ante el ímpetu del VHS y el DVD, Jaime Valencia Restrepo, “heredó” por compra su administración realizaba ingentes esfuerzos para llevar de vez en cuando alguna película a nuestro pueblo.

El cine nacional tiene hoy un importante espacio a nivel internacional y ha llegado a conquistar premios que antes estaban vedados para nuestras producciones, pero para llegar a este estado, la cinematografía colombiana tuvo que pasar por dificultades grandes en un proceso de constancia y trabajo en el cual estuvo un aguadeño: Alberto Mejía Estrada.

Hijo de Aureliano Mejía Botero y Carmen Estrada Pelaez, Alberto se inició en las lides cinematográficas en la parte de producción y dirección de cine publicitario, llegando a producir en 1961 cortos como "Donde nace la elegancia" y "El camino del progreso". Iniciado en este arte junto a Jorge Pinto y Pepe Sánchez, continuó con su trabajo cinematográfico y produjo su primera película de cine llamada "El Zorrero", en el cual dirigió como principal actor al hoy reconocídisimo Fernando González Pacheco y contando con un grupo de asistentes tan importantes hoy como Julio Luzardo en la Asistencia de dirección, Helio Silva como camarógrafo y actores como Juan Harvey Caicedo, Maruja Toro y Angel Moreno.

La fiebre del cine lo absolvió y fue así como viajó al Brasil a perfeccionar su arte, produciendo películas como "Carvalho", la historia de un estudiante guerrillero asesinado.

Hoy este aguadeño, sigue inscrito en la historia del cine nacional como uno de los pioneros que abrió la puerta a las grandes realizaciones de Colombia.

OTRAS REALIZACIONES: La industria del progreso(1962), Petróleo Colombiano, La Patria y los mares, Al servicio de la infancia, El mejor alimento, Revolución pacífica, Bolívar...dónde estás que no te veo?, 28 de Febrero de 1970.

Alberto Mejía fué también un importante comerciante, segundo renglón para el Senado de la República en la lista del popular hombre de la televisión Alfonso Lizarazo, ejerció además como columnista en el diario "El Nuevo Siglo" de Bogotá.



Uno de sus hijos, ADRIAN, es un famoso violinista que en Francia conforma el Cuarteto Turner y que es considerado como uno de los grandes talentos colombianos para el mundo.

jueves, 26 de junio de 2008

¡ SAN ANTONIO, DAME NOVIO!

EL SAN ANTONIO DE ARMA
Aunque su fecha de nacimiento no es muy exacta, situándola muchos estudiosos entre 1190 y 1195, lo cierto es que FERNANDO MARTINS DE BULHOES, nacido en Lisboa (Portugal), se convirtió como San Antonio en uno de los más representativos símbolos de nuestra idiosincrasia religiosa.
En la Iglesia de San Antonio en Lisboa, millares de devotos, visitan diariamente la pequeña capilla detrás del Altar Mayor que recuerda el sitio de su nacimiento para rogarle los más diferentes milagros y sobre todo, para pedir por un acto por el cual ha sido siempre conocido: Su fama de Casamentero.

Su canonización se recuerda como una de las más rápidas efectuadas con Santo alguno ya que a poco de su muerte, una año después, el Papa Gregorio IX, quién lo había conocido personalmente, lo introdujo en la lista de Santos de la Iglesia. Luego de haber terminado sus estudios en el Monasterio de Santa Cruz de Coimbra (Portugal), entró a la orden Franciscana viajando a evangelizar a Marruecos en donde, atacado por una enfermedad tuvo que ser enviado a Sicilia (Italia). Allí, encontró su vocación de Predicador siendo comisionado por el mismo San Francisco de Asís para preservar los ideales de la orden. Cuenta una leyenda que en una pequeña aldea Italiana, en cierta ocasión San Antonio comenzó a improvisar su predica ante un grupo no muy amigo de Curas y Católicos, como no le prestaban atención, se traslado al mar y comenzó a hablarle a los peces; una multitud de ellos llegó hasta la playa colocándose en fila de pequeños a grandes con las cabezas fuera del agua y atentos a las palabras de San Antonio. Esto convenció a los lugareños quienes desde ese momento conocieron más de la grandeza del fraile. Aunque antes de su canonización no se conocen milagros, fue después de su muerte que comenzó su fama de milagroso y casamentero. Su iconografía lo mostraba al principio con un libro cerrado en la mano izquierda, luego con una llama en el corazón y sólo a partir del Siglo XVIII se popularizó la imagen que conocemos hasta hoy en nuestra Iglesia de San Antonio de Arma con el Niño Jesús en sus brazos. Su muerte sucedió en Padua (Italia) el 13 de Junio de 1231.

En nuestra tierra es famosa la pequeña imagen de madera de 75 centímetros de alto con el Niño Jesús en sus brazos que es hoy patrimonio religioso del Corregimiento de Arma.

Aunque su origen es incierto ya que para algunos fue traída por Jorge Robledo y para otros su llegada fue posterior, lo cierto es que San Antonio no sólo es parte de nuestro culto religioso sino también de nuestra idiosincrasia.

Con fama de milagroso, San Antonio es venerado también por aquellas "solteronas" necesitadas de compañía masculina.

De San Antonio se tejen muchas leyendas como aquella que "no se dejaba sacar de Arma pues al llegar a Casiquillo, por ejemplo, se volvía pesadísimo, siendo imposible su traslado fuera de su original morada en Arma".
Una señora que servía a mi abuela Virginia Gutiérrez Londoño, contaba con la seriedad del caso esta historia de San Antonio:

-"Como le parece Doña Virginia que a veces San Antonio se vuela de la iglesia en Arma y coge camino hacia el Oro.

Allí en el Oro se sienta a esperar y al rato aparece la Virgen de Rionegro y están un largo rato conversando.Lo cierto del caso Doña Virginia, es que en esos días va uno a la iglesia y está San Antonio ! sudoroso, sudoroso, de la caminada tan brava!-"
CREDITOS: Iglesia de San Antonio de Arma (Aguadas- Caldas - Colombia). Me la encontré en Internet.

martes, 27 de mayo de 2008

AGUADAS - 200 AÑOS

LOS ARRIEROS: UNA INSIGNE GESTA.

El pasado 24 de mayo de 2008, partieron de RIONEGRO - Antioquia, un gran número de arrieros de Argelia, Nariño, Sonsón, Arma, Pácora, Aguadas y otras poblaciones con el fin de recorrer la antigua vía que sirvió de punta de lanza para la colonización Antioqueña. Su idea es llegar a la conmemoración histórica de los 200 años de Aguadas el próximo Sábado 31 de mayo.

Hablar de los Arrieros es hablar de grandeza, de poesía, de fuerza y de entereza. Es hablar de una raza noble y brava que con su trabajo gestó el nacimiento de pueblos, abrió caminos y edificó una economía a base de amor al trabajo.


Ser arriero era sinónimo de poder, de riqueza y un honor ganado a costa de aventuras y grandes riesgos.


Los Señores importantes de la época eran los dueños del capital y de las recuas de mulas o de las boyadas y aunque todas las clases sociales tenían acceso a este trabajo, los principales señores eran los jefes de toda la cuadrilla.


En un comienzo, los bueyes eran el principal medio de trabajo para la arriería, después, las mulas llegaron a reemplazarlos.


Salía del pueblo la caravana de arrieros con el dueño de los bueyes o las mulas adelante, le seguían los peones de brega o arrieros y cargueros encargados de vigilar constantemente toda la carga.


Después venían los Sangreros, los hombres de mas confianza y que con una gran responsabilidad, eran los encargados de cuidar la despensa y la ropa. El sangrero era además el cocinero.


Seguían los muchachos aprendices que empezaban a iniciarse en su labor y luego, los perros acompañantes, fieles vigilantes de la carga.


Cerca al mediodía, los arrieros toldaban al lado del camino en una parte plana, con facilidades para conseguir agua y generalmente cercana a una casa.


Descargaban las mulas y con los bultos organizaban su sitio para dormir alrededor de la enjalma que les servía de cama.


El Sangrero organizaba el fogón con tres piedras y dos palos en forma de horqueta sobre el que se ponía otro que servía para colgar las ollas.


Todos se arrimaban a la hora de comer, Frijoles, chicharrones, plátano, chocolate y queso era generalmente el menú común en estos viajes, sin olvidar el famoso "Bizcocho de Arriero", llamado por algunos en Aguadas "Bizcocho de Teja" y que era el acostumbrado manjar en el "hatillo", una bolsa o "jíquera" que llevaba el arriero junto con la carga.


El "Bizcocho de Teja" duraba hasta un mes, era una masa de maíz que, finamente molido y después de amasar la harina con agua, manteca, sal y un huevo se iba adelgazando como para hacer arepas hasta quedar como una tela delgadísima que asaban en una especie de cayana de barro de donde quizás provenga ese nombre dado en Aguadas a este alimento. En las noches, al son del tiple, se reunían todos los arrieros a cantar sus trovas y canciones y a contar los larguísimos cuentos de "Cosiaca" y "Pedro Rimales".


Se dormía temprano puesto que, muy de madrugada, empezaba de nuevo la febril actividad de enjalmar las mulas y asegurar la carga.


Enjalmas, sobrecargas, lías, cinchones, cogederas, pretales y retrancas eran organizadas asegurando con un pie en la carga y otro en el suelo la firmeza de la carga.


Al grito de !Arre mula...!, y al chasquido del zurriago comenzaba otra jornada.


La encomienda de Don Francisco, la vajilla de Doña Juana, los genéricos de don Pedro el Boticario, las telas para el almacén de don Gabriel, infinidad de encargos hacían de cada viaje una importante posibilidad de abastecimiento para el pueblo.


La situación geográfica de Aguadas, "lejos de todo o cerca de todo" como dijo el Doctor Orlando Giraldo González, permitía realizar una jornada y pernoctar a todos los arrieros que con el impulso de la Colonización antioqueña utilizaba el camino desde Medellín hacía el Quindío. Era prácticamente el centro del camino ya que saliendo de madrugada, se llegaba a Aguadas en las horas finales de la tarde.


Los arrieros tanto Aguadeños como de otras partes, llevaron al pueblo los productos de otras regiones y así mismo lograron transportar algunos implementos especiales para el pueblo como el Organo y las campanas de la Iglesia, los primeros artículos de loza y hasta el primer carro. Un grupo de arrieros, entre los que se encontraban Pedro Pélaez (Guajiro) a quién también le comisionaron el acompañamiento y la carga de los bártulos de las primeras monjas que llegaron a Aguadas; llevaron desde la terminal del Ferrocarril Industrial en El Oro hasta Aguadas el órgano de la Iglesia, después de haber sido transportado desde el puerto de Buenaventura, como anécdota se cuenta que uno de los bueyes, el que iba adelante de la Turega, se desbarrancó transportando parte del pesado instrumento y el de atrás, lo sostuvo sin dejar caer la carga, esperando hasta que los arrieros la aseguraran bien y sacaran a su compañero para luego morirse allí mismo, cumpliendo como buen animal de carga.


Fue indiscutiblemente la labor de los arrieros aguadeños lo que permitió que día a día, Aguadas empezara a generar ese impulso comercial que tanto en el pueblo como en el país tiene hoy sus grandes representantes.

CREDITOS: Fotografía tomada por REY NIETO a un cuadro de la Maestra en Artes Plásticas de la Universidad de Antioquía DAISY VARELA.

viernes, 2 de mayo de 2008

CAMPANAS DE MI PUEBLO


En el pueblo,
los sueños silenciosos se movían
en medio
de las campanadas
de una iglesia
que servían de mañana,
de medio día
y de madrugada.
Tocaban las campanas
a la misa
y sonaban,
cuando un alma se moría.

Eran la señal que yo sentía
cuando de hablar de vida
presentía.

Y tañían a las seis de la mañana
y al ányelus
y a medio día.
Y sonaban
y sonaban...
Noche y día
y escondían
mis ganas de quererte
en el tan tan de su melancolía.

OSCAR EDUARDO LOPEZ ESTRADA. Baladas para despertar el alma.

domingo, 20 de abril de 2008

AGUADAS 200 AÑOS - EL SOMBRERO AGUADEÑO

EL SOMBRERO AGUADEÑO: CRONICA DE UNA INDUSTRIA


"...Tejiendo sombreros,
tejiendo tonadas,
la Iraca laboran tus niñas honradas,
como los arrieros
que van, día a día tejiendo jornadas.
Y tus tejedoras cantan a porfía
el amor, el gozo, la melancolía;
las manos humildes de aquellas mujeres
que tiñen de azufre las telas labradas
han hecho amarillos tus atardeceres
y han dado blancura a tus madrugadas..."


Esta estrofa del poema AGUADAS escrito por el Poeta Aurelio Martínez Mutis, es una hermosa entrada para relatar la historia del artículo que ha permitido llevar el nombre de Aguadas por los rincones de Colombia y del mundo: EL SOMBRERO AGUADEÑO.

Cubriendo del sol al campesino o ciñendo la cabeza de grandes personajes y como bagaje natural de todo Aguadeño que se respete, el sombrero Aguadeño ha sido prenda tradicional en todas las fiestas del país y elemento de intercambio comercial de Aguadas con otros lugares de Colombia y el exterior.

Extraída del "cogollo" de la "Carludovica Palmata" , perteneciente a la familia de las "Ciclantáseas" , "ripiados" con la "tarja" , puesta a cocinar y luego a secar al sol para ser llevada después al "estufado" con azufre para lograr su blancura, la Iraca es la materia prima de nuestros Sombreros Aguadeños.


La historia del sombrero Aguadeño se remonta a los tiempos de la Colonización Antioqueña.
Agotado en muchas partes el trabajo de la minería que desde tiempos de la Colonia era la principal fuente de ingresos para los habitantes de estas regiones, la regeneración Antioqueña impuesta por el Regidor Mon y Velarde impulsó a las familias antioqueñas a buscar en los productos Agropecuarios una forma de subsistencia y de comercio entre las poblaciones.

Fue quizás la del tejido a mano de sombreros, la primera industria exportadora de Antioquia.

Esta industria, introducida del Ecuador, se difundió en el país en la primera década de la República en los departamentos de Santander, Huila y Antioquia, localizándose allí en algunas poblaciones como Santa Fe de Antioquia, Sopetrán, Buriticá, Aguadas y Santa Rosa de Cabal.

Miles de sombreros de iraca fueron exportados principalmente a las Antillas para luego decaer las exportaciones alrededor de 1870.
Hacía 1910, las exportaciones de sombreros tuvieron una nueva bonanza sobretodo en el mercado Norteamericano para decaer de nuevo con el inicio de la Primera Guerra Mundial, comercio que según los entendidos no se ha vuelto a recuperar.

En la tradición histórica de Aguadas, relacionada con la industria de la fabricación de Sombreros, se cuentan varias crónicas sobre su nacimiento.
Maestros artesanos traídos de Quito, el descubrimiento por parte de otro ecuatoriano de grandes plantaciones silvestres de iraca y la "desbaratada" de un sombrero ecuatoriano para volver a armarlo son parte del comienzo de esta industria que hoy nos llena de orgullo.
Sin embargo, no podemos dejar atrás el concepto de organización industrial antioqueña expuesto anteriormente.

En los inicios de la producción de sombreros en Aguadas, se fundaron algunos talleres parecidos a fábricas en donde tejían por igual hombres y mujeres. Entre los primeros tejedores se encontraban Juan Crisóstomo Flórez quién, desbaratando un sombrero para volver a armarlo, se convirtió en el primero en impulsar esta industria en Aguadas, Nicolás Tobón y Manuel Valencia.

Luego, encargados de otros menesteres, los hombres dieron paso a las mujeres para la elaboración de los sombreros, mas finas y mas constantes en el tejido al punto de ser considerada Mercedes Jiménez de Giraldo, "la mujer de las manos de seda" como la mejor tejedora que ha existido en nuestro pueblo por su finura en el arte de tejer los sombreros.

El primero que usó el sombrero Aguadeño fue don Aguedo Villegas, hijo del cofundador José Antonio Villegas y se cuenta también que el primer exportador de nuestros sombreros fue el español José Cerra de Oviedo, quién en 1874 fijó su residencia en Aguadas y se casó con la aguadeña Flora Palacio para iniciar el mercadeo de nuestro producto en el exterior.
Curiosamente, el sombrero Aguadeño no es conocido en el exterior con ese nombre. Genéricamente se les llama "Panamá Hats", debido quizás al gran número de sombreros enviados a esta región en donde encontraron gran acogida por los compradores extranjeros, Norteamericanos especialmente que por ese entonces comenzaban la construcción y tomaban posesión del Canal de Panamá.


De allí hasta nuestros días, la industria de la fabricación de sombreros de Iraca en Aguadas ha tenido sus grandes momentos y sus altibajos.
La llegada del café a las tierras de Caldas y por consiguiente a Aguadas alrededor de 1870, y que según don Lázaro Villegas fue traído por su familiar Policarpo Villegas desde Rionegro; acabó con muchos cultivos de Iraca, quedando sólo incipientes cultivos, al punto de tener hoy que buscar en otras tierras la materia prima.


Por iniciativa de la Industria Licorera de Caldas, las tejedoras Aguadeñas pudieron en un tiempo diversificar su producción hacia otros campos con un programa de tejido de envases para la productora de licor.
Muchos envases tejidos con paja de iraca salían de Aguadas para la Industria Licorera quien a la vez llevó sus productos así tejidos a diversos mercados de Colombia y el mundo.

Pero, el costo de transporte y otros conceptos de mercadeo, llevaron a la destilera a organizar en Manizales a un grupo de tejedoras Aguadeñas que, ya en la capital, facilitaban la labor de forrado, quedando los artesanos de Aguadas huérfanos de este trabajo.

Años después se trató de organizar una Cooperativa Artesanal con el fin de defender a los artesanos que, víctimas de los intermediarios, debían vender su producción de la semana a precios irrisorios, producto que luego de cambiar de manos y después de un organizado proceso, salía al mercado local o nacional a precios mucho más altos. Este primer remedo de Cooperativa no pudo llevarse a feliz término, quedando de nuevo el pequeño artesano Aguadeño sin apoyo.

Hoy, una Cooperativa comercializa este producto y es muy común ver a sus representantes en todas las ferias y eventos artesanales del país con sus bien organizados stands de venta y demostración de nuestra industria vernácula.

jueves, 10 de abril de 2008

AGUADAS 200 AÑOS - ASPECTOS GENERALES

AGUADAS

Fundada en 1808 por Narciso Estrada, José Antonio Villegas, Juan Antonio Pérez, José Rafael Trujillo y José Salvador Isaza y erigida en Municipio en 1814, está situada al Norte del Departamento de Caldas – Colombia, en límites con el Departamento de Antioquia.
Está encaramada en un ramal de la Cordillera Central Colombiana denominado Santa Rita, con una temperatura media de 17ºC, a una altura de 2.214 metros sobre el nivel del mar, una superficie territorial de 482.7 kilómetros cuadrados y una población aproximada de 23.000 habitantes.


Su economía se basa primordialmente en la explotación de productos agropecuarios como el Café, la Caña de Azúcar, Frutas, Verduras y hortalizas, algunas variedades de ganado ovino en su zona fría y ganado vacuno en su piso térmico cálido.

Está situada a 122 kilómetros de Manizales, limitando por el norte con los Municipios Antioqueños de Santa Bárbara, Abejorral y Sonsón con el que también limita por el Oriente, por el Occidente con los además antioqueños municipios de Caramanta y Valparaiso y por el Sur, con los municipios Caldenses de Salamina y Pácora.

Unida a Medellín y al Centro del País por vías carreteables, cuenta hoy con un servicio de transporte que permite comunicación continua con los principales centros urbanos del país.

AGUADAS es famosa en Colombia y en el exterior por su industria de la IRACA con la cual se elaboran los "SOMBREROS AGUADEÑOS" y desde 1990 por celebrarse allí el FESTIVAL NACIONAL DEL PASILLO COLOMBIANO.

Cuenta con atractivos turísticos como el Museo Nacional del Sombrero, la Casa de la Cultura "Francisco Giraldo", el Pueblito Viejo, el Parque Ecológico del Cerro de Monserrate, la población de Arma, una de las mas antiguas fundaciones realizadas en la Conquista por los Españoles, sitios naturales de gran belleza tanto en clima frío como cálido como las Cascadas de Pore y La Chorrera y Templos con ancestrales muestras de Arte Religioso como la Iglesia de la Inmaculada Concepción y modernos como Nuestra Señora de Chiquinquirá.