domingo, 21 de junio de 2009

MAS CERCA DEL CIELO

“Aguadas, Agosto 20 de 1930. Hoy nueve y treinta ante emocionado público, voló sobre esta ciudad avión ciento siete (107) despertando júbilo indescriptible, por ser primer acontecimiento esta naturaleza registrase aquí. Ignorase procedencia, nombre piloto. Intentó aterrizar, pero falta campo impidióle. Corresponsal.”





Así comentaba en el Diario La Patria de Manizales su corresponsal sobre el primer vuelo de Avión sobre Aguadas y que yo sepa, nunca hubo pista de aterrizaje allí, y en esos días debió estar haciendo un esplendoroso día sin neblina para que pudiese ver el aparato.

Aunque siempre se habló de construir una en la vereda El Edén, lo único que conocimos en nuestra época fue el PLAN DE SAN VICENTE.

Llamado así por ser propiedad de la Sociedad de San Vicente de Paúl, el Plan de San Vicente era una explanada sin vegetación en donde las gentes del Barrio El Paraíso tenían su cancha de fútbol y su lugar de recreo. Tenía dos accesos, uno por El Paraíso, en la salida para Pore, y otro por detrás de la Virgen de Chagualo. Por este sitio, después de bajar y atravesar la Quebrada del Bollo, lugar de desagüe de las alcantarillas de Aguadas, se erigía una pendiente que escalábamos los muchachos para llegar al plan.

No era sitio de juego para nosotros, pero en algunas fechas se convertía en el lugar mas importante para los curiosos que nos arremolinábamos ante los eventuales aterrizajes: Era el "Helipuerto" de Aguadas.

Rompiendo la bucólica rutina, de vez en cuando aparecía sobre los cielos de Aguadas un helicóptero que, trayendo a un personaje importante o transportando y recogiendo valores para los bancos existentes en ese entonces, revoloteaba varias veces por los aires del pueblo para ir a posarse al Plan de San Vicente.

Todos corríamos hacía allí. Hombres, mujeres, niños, atravesábamos las calles de Chagualo para ir a "noveleriar" la llegada del aparato con tan mala fortuna para algunos que, después de las peripecias de bajar hasta la Quebrada y luego subir al Plan, veíamos con tristeza que el aparato remontaba de nuevo los cielos, esta vez para perderse hacia el horizonte, dejándonos sin la oportunidad de curiosear un poco.

Cuenta mi abuela Virginia Gutiérrez Londoño, que en varias ocasiones asistió en la Plaza de Bolívar de Aguadas al espectáculo de ascensión en globo de Antonio Guerrero.

Heredero de ese ímpetu circense de los mexicanos y experto, no sólo en las artes de la aeronáutica sino también de la acrobacia en trapecio, José Antonio Guerrero llegó de México a Colombia y se hizo famoso transitando por todos los pueblos y ciudades con su globo de tela, según el relato de mi abuela Virginia, en la plaza de Aguadas organizaban un inmenso fogón con leña.


Desde las primeras horas de la mañana, Antonio Guerrero comenzaba su labor de inflar con el humo de la fogata un gigantesco globo que ataban con grandes sogas y estacas al suelo y que a medida que se inflaba, tomaba mas fuerza.

Mientras realizaba el inflado, Guerrero recogía dinero entre las personas que asistían a las misas y esperaba a la misa mayor de 12 del día para empezar su ascensión y sus peripecias.

A la salida de misa, con la ayuda de varios hombres, Antonio Guerrero se ataba de las muñecas al globo mientras que a su orden, los que sostenían, soltaban las sogas de las estacas y empezando su ascensión, Guerrero realizaba planchas, molinetes y toda clase de maromas.

Dice mi abuela que algunas veces el viento lo llevaba hacía Aguasclaras y otras veces las fuertes ventiscas le ayudaban a terminar su vuelo en La Palencia.

Si bien, mi abuela no recuerda las fechas exactas, se conocen en Medellín algunas crónicas de la ascensión de Guerrero en 1875 en el Parque de Berrío.

Posteriormente su hijo, Nolasco Guerrero, siguió la tradición de su padre y acompañado de Manuel Salvador Acosta, (Salvita), de Medellín, realizaba ascensiones en varios pueblos del país.

Julita Restrepo que vivía en La Cuchilla, bajando para la Vana, era familiar de la esposa de ANTONIO GUERRERO.

Vídeo: Fotografías de la ciudad de Manizales (Colombia) tomadas por el Arquitecto Miguel Angel Aguilar Gómez con una cámara montada sobre un zepelín.